Los indicadores biológicos se usan para comprobar que la esterilización realizada por los autoclaves clase B ha sido eficaz. Elegir el autoclave ideal para tu clínica dental no es suficiente para garantizar a pacientes y profesionales que la desinfección y esterilización ha sido realizada correctamente, ya que no es algo que se pueda comprobar a simple vista.

La forma más fiable para evidenciar que el autoclave cumple sus funciones de esterilización correctamente es colocando en él un indicador biológico, un soporte que contiene microorganismos vivos como el Bacillus Stearothermophilus o el Bacillus Subtilis. Si el proceso de esterilización del autoclave funciona correctamente, todos esos microorganismos desaparecerán tras finalizar el programa. Si quedan algunos vivos, significa que también los habrá en los utensilios y materiales que después van a parar a la boca de los pacientes.

El peligro de no usar indicadores biológicos para los pacientes

Ambientes como los de una clínica dental están contaminados de una gran variedad de microorganismos de orígenes distintos. Los más peligrosos son aquellos que pasan de la boca de un paciente a los utensilios que se le han introducido en la boca. Por esa razón, esos materiales se esterilizan antes de volver a ser utilizados.

Si la esterilización no es correcta y en las herramientas sigue habiendo microorganismos patógenos vivos, se estará poniendo en riesgo al siguiente paciente y esa situación podría terminar provocando una infección. Además, en el caso de existir una herida abierta o una lesión endodóntica, ese peligro se acentúa.

El peligro de no usar indicadores biológicos para las clínicas dentales

Todas las clínicas dentales necesitan su propio protocolo de limpieza, desinfección y esterilización, regulado por el Real Decreto 1591/2009, de 16 de octubre, por el Ilustre Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos y por varias normas europeas. Entre ellas está la regla de garantizar que todos los materiales que se usan en la clínica están esterilizados correctamente.

Si un paciente sufriera una infección por culpa de una mala esterilización, toda la responsabilidad recaería en la clínica dental. La ley es muy estricta en este aspecto e, incluso, existe el riesgo de sufrir un cierre de la clínica y de afrontar multas elevadas. También hay la posibilidad de que los inspectores de sanidad se presenten en la clínica dental sin previo aviso y revisen que todos los procedimientos son correctos, incluso el de esterilización.

Aunque desde la clínica dental se piense que se está actuando correctamente porque se están usando los autoclaves de clase B de la forma indicada, tan solo se podrá estar seguro de ello si se incluyen los indicadores biológicos en el proceso de esterilización. Es la única forma que garantiza una total seguridad tanto a pacientes como a profesionales.